miércoles, enero 25, 2006

La correccion*


Corrector de textos: es aquél que se encarga de localizar errores en el texto. Estos errores van desde la ortografía hasta la composición gráfica, pasando por la redacción, la ortotipografía, el estilo...

Todo esto se resume en que en el corrector de textos, que es sólo un eslabón del proceso de edición, descansa gran parte de la responsabilidad de lo que después aparecerá asentado cuando el libro esté finalmente impreso.

Todas las profesiones tienen sus dificultades y sus retos. La complicación de ésta subyace en que trata nada más y nada menos que con el lenguaje, que ya de por sí es una convención y vive cambiando y evolucionando, y las convenciones a las que se ha llegado para decidir cuál es la mejor forma de presentar un texto escrito. Hablamos de convenciones pues a pesar de que el castellano tiene reglas ortográficas y gramaticales hay muchos elementos que componen un texto escrito que son producto de acuerdos a los que se han llegado y cada editorial, cada publicación, tiene su propio conjunto de normas.

El deber del corrector es conocer todas estas normas y aplicarlas. Es necesario que tenga conocimiento de varios manuales de estilo, que además deben ser sus libros de cabecera y atender a lo que su editor le exija, es decir, si en esa editorial se utilizan puntos para separar las siglas de EE.UU. o si por el contrario se coloca un espacio simple: EE UU. Si al usar comillas, paréntesis o guiones el punto va fuera o adentro en caso de que empiece después de punto y seguido; cómo vamos a usar las mayúsculas de cortesía; si las siglas van en mayúscula sostenida o si se prefiere usar versalitas por razones estéticas. Cómo son los niveles de títulos y subtítulos en esa colección de libros. Hay que estar pendiente de un universo casi infinito de detalles.

Los principales enemigos del corrector de texto son el cansancio, aprenderse el texto y los duendes de las erratas.

Explicaremos cada uno de ellos para que se entienda lo que queremos decir:

Cansancio: es natural que una persona, después de leer detalladamente durante cierto tiempo se canse y salte inconscientemente ciertas palabras que nunca serán leídas.

Aprenderse el texto: en este oficio no vale de nada que el texto sea leído una sola vez. Éste debe ser revisado por lo menos cuatro veces. Una vez que el texto se ha leído por segunda vez, ya se conocen muchas cosas y se adivinan otras, por lo tanto llega un momento en que esa persona no está leyendo realmente de una forma exahustiva.

Los duendes de las erratas: como es fácil suponer después de leer las otras dos causas, en todas esas palabras saltadas inconscientemente se esconden erratas que nunca fueron vistas (extrañamente ni por esa persona ni por nadie) y salen a relucir cuando el libro sale de imprenta, es decir, cuando ya es muy tarde para hacer nada.

Las posibles soluciones a esto son:

* Leer el manuscrito del autor sin diagramar, ya que al cambiar el formato y estar más limpio el texto, la segunda vez, cuando está diagramado, se lee como si fuera otro contenido.
* Intercalar el descanso con la corrección para no cansar la vista ni el cerebro y evitar así leer en automático.
* Las editoriales deben tratar de darle el material a otro corrector para que el libro tenga por lo menos dos lecturas diferentes. Esto es más productivo si el segundo corrector lo revisa una vez que el primero lo haya terminado de leer, seguramente encontrará detalles que antes no se vieron.
* Los tiempos que las editoriales dan a los correctores deben ser más realistas. Una persona por muy rápida y buena que sea corrigiendo no puede corregir un libro de 300 páginas en una semana.
* Por salud mental, todos los involucrados en el proceso deben estar preparados para encontrar erratas antes de que el material salga a imprenta. Es decir, no sólo el corrector de pruebas puede corregir, sería ideal que también un diseñador, el editor y hasta el autor tengan tiempo de ver el material para detectar posibles erratas.

Lamentablemente, en el negocio editorial venezolano los tiempos siempre corren en contra, cuando un libro debería hacerse en ocho o nueve meses, aquí se hace en tres o cuatro, lo que reduce todos los tiempos del proceso y redunda en más errores.

A la final, hay que tener un poco de paciencia y saber que siempre se va a escapar una errata que nadie vio, que aunque (hipotéticamente) todas las personas involucradas en el proceso leyeron el texto, nunca se vio el acento mal puesto en la palabra sábana cuando debería decir sabana porque no se hablaba de lencería.

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La corrección (volvemos al problema de las tildes en los títulos).

2 comentarios:

Lucanor dijo...

estas un poco cansada o son ideas mias? tranquila que este fin de semana inventamos algo para que que descanses un poco

Correctora Literaria - Hilda Lucci dijo...

¿Por qué una Corrección de Estilo?

No siempre se contempla la posibilidad de entregar los originales de un escrito a otra persona para que los revise antes de su publicación. Sin embargo, un Corrector profesional que lee los textos con una mirada crítica, puede ayudar a perfeccionar el material de una manera sorprendente.

Por ejemplo, el ideal de todo profesional, es que las enseñanzas y conocimientos que imparte lleguen con claridad a través de los Cursos, Conferencias y Seminarios que dicta.

Pero, muchas veces, al tratar de explicar científicamente un concepto confunde al lector, ya sea porque sus frases son demasiado extensas, por la retórica que le impone a ciertas nociones –que serían más sencillas de entender si estuvieran expuestas de otra forma– o, simplemente, porque está desarrollando un tema que para él resulta sencillo, aunque no lo sea.

Un texto bien redactado no es sólo aquel que no tiene errores ortográficos, sino el que puede leerse de una sola vez, sin tener que volver sobre una oración o un concepto que escapa a la comprensión.

¿Qué es un Corrector?

Es la persona que cooperará con usted, hombro a hombro, para lograr lo mejor de su obra, y que aceptará siempre sus sugerencias.
Es la persona con la que usted podrá contar para evacuar cualquier duda, que nunca distorsionará su estilo ni el meollo de sus conceptos, y que lo mantendrá al tanto de los cambios efectuados.
Es la persona con quien podrá trabajar cómoda y confiadamente, pues tiene muy presente que sus textos son únicos, especiales, y usted les ha dedicado muchas horas de esfuerzo; por eso los tratará con el respeto, seriedad y confidencialidad que merece todo original.

Debe tener en cuenta que hasta los grandes escritores confían sus obras a los Correctores y, de no ser así, las Editoriales los revisan con un Corrector de Oficio, con lo que el autor pierde todo contacto con su material.

¡Téngalo en cuenta!


Prof. Hilda Lucci
www.hildalucci.com.ar
correcciones@hildalucci.com.ar
Correctora – Redactora - Traducciones
Corrige al necio y te odiará
Corrige al sabio y te amará