jueves, noviembre 09, 2006

¡Estoy feliz!

Home sweet home!!!


:)

Revolucion/evolucion*

Estos días han sido un poco intensos porque ha habido una revolución/evolución en mi vida. Finalmente se concretó una oferta laboral que tenía más de un año rondando sin cuajar (con todas las consecuencias del caso, es decir, estrés, ansiedad, depresión, estrés, ansiedad, depresión...) y tengo que dejar con mucho pesar, pero por otro lado, con un fresquito por dentro, el trabajo en el que he estado desde hace dos años y medio y en el que me había planteado estar durante mucho tiempo más, pues cabe destacar que esta oportunidad de cambio vino sin buscarla y se ratificó, más de un año después, sola.

Todo este proceso, como todo momento de cambio o transición, me ha hecho reflexionar sobre muchas cosas e inevitablemente me he tenido que sentar a analizar qué hice bien, qué hice mal, qué hubiese pasado si... (el bendito subjuntivo que tanto jode) en fin.

Una de las primeras cosas que me tenía estresada era dejar el trabajo y no conseguir a nadie para mi cargo, porque es un cargo vital en la empresa y podría ser un caos la ausencia de una persona allí. Resulta que conseguí a La Persona y dije, es más que perfecta, se ajusta perfectamente al perfil y de paso tiene una cantidad de adicionales importantes que se aprovecharían al máximo.

Resulta que de entrada la caraja, que además es mi amiga, hace un análisis de la situación laboral y me hace saber que no está de acuerdo con muchas cosas que no están bien hechas y que si realmente eso no cambia ella no acepta el compromiso. Esta misma conversación la sostuvo con mi jefe y por lo menos los puntos fueron aclarados.

Ahora bien, el análisis que ella hace me tocó la fibra porque parece mentira la cantidad de cosas que pueden molestar de un sitio o de un ambiente laboral y uno como un pendejo se queda quejándose y sin resolverlas. Ella, por lo menos, ya le dijo (a quien debía) esto no me gusta y si no se resuelve no hay compromiso laboral posible... Eso es admirable. Me he quedado atónita con el hecho de que alguien que sólo ha estado dos días en la oficina haya podido detectar y verbalizar una cantidad de problemas que los que estamos adentro nos hemos dedicado a evadir o a hacernos la vista gorda sin resolverlos al final. Y son cosas que han ido creciendo como una bola de nieve y que podrían terminar en una situación insostenible si no se resuelven pronto (ya).

Yo me siento bien porque de alguna manera se está gestando una oportunidad vital para un cambio que impulse un crecimiento positivo en la empresa (y me siento bien porque traje a esa persona que aunque no se quede, si decide no hacerlo, tuvo las bolas, que no hemos tenido ninguno, de decir lo que debe decir y punto). Me siento mal, por otro lado, porque me recrimino no haber actuado antes, aunque sé (y eso no lo justifica) que razones tenía y que la más pesada, de alguna manera, fue que yo fui creciendo con la empresa, no tenía sufiente experiencia cuando entré allí y he estado envuelta en una dinámica disfuncional que (tal como le pasa a las familias o a las relaciones disfuncionales) no te enteras que estaba tan mal hasta que vas a terapia, lo ves de lejos y sin censura. Esto ha sido una especie de terapia.

De verdad agradezco infinitamente el aprendizaje que todo este proceso me está dejando y (como les tengo demasiado cariño) agradezo también el aprendizaje que va a quedar en la empresa. Ojalá todo tenga un final feliz.

Otra de las cosas que me preocupa en este punto es que mi amiga me diga un día: pero por qué coño tú me quisiste echar esa vaina... Verga pana, no me había dado cuenta de que la cosa estaba tan mal. No fue a propósito, ni mentí cuando dije que amaba (amo) mi trabajo y si no me hubiesen llamado del otro lado hubiese permanecido aquí un tiempo más. Pero es cierto, la cosa está irregular en infinitos aspectos y hay mucho por resolver.

Esto es una especie de fluirdelaconciencia-confesión que necesitaba dejar salir para cerrar el capítulo y finalmente, evolucionar.


*Revolución/evolución (con tilde).