jueves, octubre 25, 2007

Amiguetes

El otro día un amigo me mandó por correo unas fotos de un fin de semana playero que disfrutaron él y dos amigas más. El motivo del correo era burlarse de una de las amigas que siempre, fiel a ella misma, anda por la vida haciendo el ridículo con la mala suerte de que generalmente hay una cámara cerca que deja registro del asunto.

Lo cierto es que al ver las fotos, lo primero que me vino a la mente fue: "¿Estos panas se fueron a la playa y no tuvieron la gentileza de invitarnos?... Bueh...", lo siguiente que pensé fue: "Bueno, en realidad no es obligado que nos inviten, pero es feo, sobre todo porque nosotros siempre los invitamos a ellos...". Lo cierto es que una cosa llevó a la otra y me encontré analizando todo mi entorno y me di cuenta de que estoy sola desde el punto de vista amistoso (y sólo desde ese punto de vista porque tengo un marido maravilloso con el que por supuesto siempre comparto y es, como debe ser, mi compañero de vida, además de mi mamá, mis niñas y el resto de mi familia que también me acompañan).

Mis amigos cada vez son menos y de paso la mayoría de los que me han acompañado TODA LA VIDA están fuera del país, pero esta gente es especial e incluso desde la distancia siempre están ahí. Hay una relación atemporal en la que no hay límites geográficos.

Es increíble que con el pasar de los años las personas se descartan solas y ocupan el espacio que quieren en tu vida. Claro está que este espacio no necesariamente es el que tú quieres que ocupen, puedes encontrarte con un amigo que te acosa hasta el punto de parecer Droopy o, por el contrario, con otro al que quisieras ver más pero que no hablan sino una vez al año (eso sí, la llamada por lo menos dura dos horas y es maravillosa para ponerse al día).

Panas hay muchos, amigos poquísimos. Sé que suena a frase hecha (porque lo es), pero nada más cierto que eso.

Hay gente que resulta ser tu mejor amigo en alguna época de tu vida y años más tarde si acaso lo ves por casualidad. Otros están siempre ahí mientras tengan un vínculo como universidad, trabajo, curso o lo que sea y después desaparecen sin dejar rastro (esta gente de entrada nunca pasa a la categoría de amigos, que son los que deberían permanecer). Otros, los verdaderos amigos, están siempre, incluso desde la distancia.

El aprendizaje que se saca de todo esto es que hay que disfrutar a cada persona que te acompaña, cada pana o amigo (si llega a eso) que consigues porque incluso el mejor de los amigos no sabes cuánto te durará.

Una vez hecha esta reflexión lo que sí debo decir que me molesta es el doble discurso de la gente. Yo tengo una amiga que (contrario a lo que todo el mundo hace) sólo me llama cuando tiene un peo personal, familiar o afín y es incapaz (últimamente, ya vamos para más de un año con esa dinámica) de invitarme a disfrutar (a menos que yo lo proponga). Eso me parece injusto porque yo sí soy buena escucha, buena consejera y buena compañera, pero también me gusta reírme o hablar fatuidades con mis panas.

Me parece chimbo esto, porque en general yo soy selectiva con la gente que me rodea sean panas, amigos o conocidos con los que deba compartir en la cotidianidad, pero de ahí a hacerlos sentir mal o excluidos no creo.

No sé, tengo un medio despecho por esto (¿se nota?) pero ya se me pasará, porque de eso se trata la vida de vivir cosas que siempre pasarán y aprender de ellas para que no pasen en vano.

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